La probabilidad de que Grecia abandone la zona Euro en los próximos 2 meses ha aumentado muchísimo. El riesgo de contagio a España y otros también ha aumentado significativamente. Todo esto debería ser más que aparente para los funcionarios de la UE, por lo que el diseño de la respuesta para contener el contagio está siendo diseñado en estos días. A esta etapa de la crisis del euro, la respuesta tiene que ser lo suficientemente grande, evidente y convincente para evitar una corrida bancaria en España. Utilizando terminología típica en épocas de manejo y administración de crisis, hay que pensar directamente en el bazuka, en el arma que no deja duda alguna sobre el éxito. En este caso, esta bazuca sería una garantia de depósitos por parte del Banco Central de Europa (BCE) para los países que permanenecen en el euro. Éste sería un paso muy importante en el camino hacia la integración, que muchos países no querrían dar bajo ningún motivo, pero que hoy es necesario por el bien del Euro.

Las elecciones en Grecia señalaron al partido de extrema izquierda como la próxima alternativa política, que propone permanecer en el euro pero relajar el ajuste fiscal y las reformas. Al margen que ésta sea una posición no del todo consistente economicamente, la UE rechaza renegociar los últimos acuerdos. Lo que se aprende de estas últimas elecciones es que el pueblo griego castigó a los partidos tradicionales por haber negociando los programas de ajuste fiscal. Desde esa perspectiva, la UE les impuso a los anteriores mandatarios estos programas, y eso llevo a su pérdida de popularidad. Ahora el Sr. Tsipras (partido Syriza) decidió jugar al ‘arrugue’ con la UE, diciendo que Grecia quiere continuar en el Euro pero sin efectuar ajustes tan severos y que la UE tiene más que perder que Grecia si ésta abandona el Euro (y reniega sus deudas). La UE tiene una exposición a Grecia de más de 250 mil millones de euro, cuando uno junta los paquetes de ayuda, los stocks de deuda y la liquidez que le está proveyendo su sistema financiero. Ese número crece tan rapido como la corrida de depositos en los bancos griegos. Es difícil pensar que la UE pueda o quiera dar el brazo a torcer contra un partido de extrema izquierda, pero al mismo tiempo es difícil pensar que la exposición a Grecia supere los 300 mil millones de euros mientras el BCE fondea la salida de depositos (el BCE está proveyendo de liquidez al Banco Central de Grecia a través programa de emergencia para proveer liquidez, o ‘Emergency Liquidity Assistance’ es inglés). Aunque Europa no puede echar a Grecia unilateralmente, Grecia amenaza con irse y no pagar sus deudas como una forma de conseguir un acuerdo mas blando. Si Europa cede corre el riesgo de enfrentar la misma negociación en otros países.

Los políticos europeos deben estar pensando en estos momentos respuestas tentativas al escenario en el que Grecia se vaya del Euro y colapse. El problema ya no es más como convencer a los mercados financieros, sino cómo prevenir una corrida de depósitos en España y otros países europeos. Los paquetes de ayuda en conjunto con los programas de ajuste fiscal fueron suficientes para evitar el colapso en meses anteriores, pero no resultaron suficientes en el tiempo, y no serán hoy suficientes para convencer a los depositantes individuales de no correr a rescatar sus ahorros. Necesitan, como se denomina en la jerga, de una bazuca. No hay casi ninguna otra decisión que la gente pueda llegar a toma como convincente más que el BCE garantizando los depósitos del sistema bancario europeo.

Sin embargo, existen dos grandes problemas con este potencial escenario. Por un lado la UE tiene un historial bastante mediocre en lo que respecta a entender la gravedad de la crisis contemporánea y actuar en conjunto en pos de una medida que produzca el efecto deseado; y por el otro, éste es un paso muy importante en el camino de una integración más profunda que elimina el control de cada país sobre su sistema bancario, pues pasaría a ser regulado por el BCE o algún cuerpo de la UE. Muchos países no estarían para nada contentos de tener al BCE o a los burócratas de la UE diciéndole a sus bancos qué riesgos reducir o cuándo es necesario que aumenten su capital. Estos dos obstáculos no son para nada fáciles de sobrepasar, para así, dar un paso más en la resolución de esta crisis que no parece terminar nunca.

En conclusión, las elecciones de Grecia del 17 de Junio y este juego de ‘arrugue’ entre la UE y el partido griego Syriza va a continuar alimentando la corrida de depósitos en Grecia y el riesgo de contagio a otros países. El miedo a una salida desordenada de Grecia del Euro, los potenciales efectos contagio, y la velocidad a la cual se va a implementar una respuesta convincente van a seguir produciendo turbulencias en los mercados. Por el otro lado, la UE y el BCE ya han tomando medidas importantes en el pasado, y una vez que se establezca una garantía de los depósitos por parte del BCE deberíamos experimentar una gran recuperación de los mercados al igual que ocurrió en Diciembre cuando el BCE cambió su actitud (que en realidad había empezado en Octubre con el debate sobre la implementación del primer LTRO y la consecuente expansión del balance del BCE). A raíz de todo esto, el dilema a la hora de tomar decisiones sobre los portafolios es la disyuntiva de las oportunidades que vemos en el mediano plazo y la volatilidad de corto. Nuestras carteras tienen ahora niveles más altos de liquidez, menos acciones y menos commodities, pero no tan poco como tendrían aquellos que sólo ven en el horizonte la volatilidad de corto plazo.

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